sábado, 13 de abril de 2013

Novelistas Invitados Damián Martínez


Con el tiempo el Turco se pudo jubilar del puerto, los primeros años laburaba limpiando pescado, y en aquel entonces las cosas iban bastante bien. Desde el patio puedo ver su casa y a veces lo veo a él, estos últimos días vi que con unas varillas estaba restaurando el portón de la entrada. El viernes me lo cruce al mediodía en la carnicería, siempre que me lo cruzo charlamos un rato.
Cuando el Turco era chico soñaba con ser milico, pero milico era su padre y cuando tenía diez años había golpeado a su madre varias veces delante de él. Todos en la cuadra lo sabían pero igual nunca fue en cana, entonces él, con el tiempo sintió que la única manera de devolverle tanto dolor era no seguir sus pasos. El turco soñaba con ser milico. Siempre lo cuenta. Hoy en día suele decir que si el viejo se hubiese muerto antes le habría dado el tiempo. Yo siempre supe que en el puerto el Turco dejaba la vida, cada vez agarraba más horas, no creo que se haya jubilado muy mal. Hoy lo vi pintar el portón y darle cal al muro mientras escuchaba la radio, últimamente está más prolijo con su casa, siempre está haciéndole algo, dice que un día eso va quedar para Mari, con ella vive hace nueve años. Se le nublan los ojos diciendo, que es su única forma de retribuirle, todo el amor que le debe.

4 comentarios:

  1. Hay personajes con tanta fuerza, que acabas queriéndolos. Un beso

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  2. como me gusta!
    Se puede pedir más? quiero otra.
    Monica (Argentina)

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  3. Vine a saludarte y empaparme con tus letras. Feliz día.

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