sábado, 18 de enero de 2014

Cuentos de Calma Chicha presenta: El cuento de la estrella y el mar de Mar Ricote



La estrella que quiso ser fugaz cae al agua. Se petrifica al contacto del frío y la sal. Ahora parece un caballito de mar, con la cola enroscada, las púas erizadas, la cara de sorpresa. La bajamar la deja prendida en las rocas, secándose al sol, y comienza a brillar el polvo estelar atrapado en su interior, pugnando por salir de su encierro. Un paseante se acerca a cogerlo, atraído por el resplandor que le reclama, como un faro a un barco errante.
La estrella descansa sobre la repisa de una chimenea. Ha perdido el brillo, y se ha encogido un poco, retraída por la dureza de la coraza que la atrapa. Su vida de souvenir playero le entristece, y añora la inmensidad del firmamento, y volar. Sobre todo, volar. Ahora lamenta haberse dejado seducir por el mar, las olas y la llamada de los delfines.
El paseante dueño de la repisa de la chimenea deja un pastel de guindas sobre la mesa. Celebra el primer día del año nuevo y el primer día de frío intenso en el levante. Comienza a preparar un fuego que en pocos minutos chisporrotea, devorando los troncos que lo alimentan. El caballito con alma de estrella empieza a sentir el calor que le regalan esas llamas y su corazón dormido revive, y lucha contra la costra salada hasta encontrar un resquicio por el que comienza a escaparse, como las chispas de una bengala, trepando por el hueco de la chimenea.
La estrella sale a cielo abierto y emprende el vuelo, subiendo cada vez más alto, más y más arriba, al encuentro de la luna. Pero cada noche, irredenta, baja a buscar su reflejo en el mar.

Mar Ricote




2 comentarios:

  1. Lleno de poesia. Precioso. Un beso

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  2. Me gusta que la estrella esté en el cielo y en el mar al mismo tiempo.
    Te quedó preciosa la ilustración.
    Besos

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