lunes, 21 de enero de 2013

Los Siete Días



Cuando conocí a Sayko y Delia, las miré con desconfianza. La primera tenía rasgos orientales y vestía como una colegiala. A Delia le gustaba usar flores en su pelo rubio, casi blanco.  No sé muy bien porqué aparecieron en mi vida, pero luego que entramos en confianza, durante mucho tiempo fuimos inseparables.

Un tiempo atrás, antes de conocerlas, mi vida se había tornado… tal vez la palabra más adecuada sea: extraña. Pasé por momentos de soledad buscada, dejadez, indolencia. Poco a poco comenzaron mis dificultades en el trabajo, estás perdiendo la creatividad, me decían. Me alejé de mis amigos; o ellos de mí. Era consciente del problema, no de la solución. Hasta que un día me encontré con Duilio, un viejo y gran compañero al que hacía tiempo que no veía. Tomé coraje y le conté por lo que estaba pasando. Tal vez pueda ayudarte, me dijo. Y quedamos en vernos por la noche en una discoteca.

El lugar estaba lleno, y el volumen de la música demasiado alto. Pensé en irme, pero rechacé la idea, y comencé a buscarlo. El me encontró a mí. Me saludó con un abrazo y me dijo al oído: en el bolsillo tenés la solución a tus problemas. Llevé mi mano al sitio indicado y saqué lo que había. Dos píldoras. Una parecía un submarino amarillo, y la otra, una tortuga rosa. Lo miré. ¡I´ts the new psicodelia, man! Atinó a decir en un inglés exageradamente pronunciado.

Una noche, estaba mirando en la televisión un anime, donde una pequeña escolar de largas trenzas, paseaba por un prado, acompañada por una niña rubia. Esta  última no dejaba de repetirle a su amiga.

—¡Tené coraje! ¡Hacelo!

No sé por qué, pero esas palabras alejaron mis dudas. Abrí el cajón de la mesa de noche, y me tomé, las dos pastillas.

Al rato las dos niñas crecieron y me miraron con sus ojos grandes y llenos de vida. Me vi a través de la pantalla caminado con ellas. Los colores del prado se tornaron brillantes. Intensos. Toqué la hoja de una planta de color verde esmeralda, y pude sentir la savia circular por su interior. Y me sentí bien. Aliviado.

Hace mucho que dejé de verlas. A veces me pregunto si Sayko seguirá usando su falda a cuadros. O si Delia habrá cambiado el color de su cabello. Estoy pensando en llamarlas.


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