miércoles, 8 de octubre de 2014

¡Chau, Novelitas...!

Es muy común escuchar la frase: El fin de un ciclo.
Es real. Los ciclos se cumplen. Se terminan y Novelitas cumplió el suyo.
Aquí hay muchas historias. De todo tipo. Y lo que narran, es eso. Lo que pasó en un ciclo.
Las historias van a seguir aquí esperando que alguien quiera leerlas.
Gracias a todos los escritores, o apasionados, o los que tenían algo que decir, que colaboraron con sus historias para hacer de este lugar un sitio que quise mucho.
¡Son los mejores!
Y gracias. Eternas gracias a todos los que se tomaron la molestia de entrar a leer.
¡Son más mejores!
Queda un último relato escrito un tiempo atrás.

Abrazos y más gracias.



Cuentos de Calma Chicha, presenta: Cuadernos de popesía
El panamá volador
Única escena.


Era un sombrero panamá. Clásico.
 De color beige claro con una cinta negra a su alrededor.
 Estaba seguro que esa cinta tenía un nombre. Nunca lo supe.
Ni tampoco el motivo de su nombre
Y volaba.
Por momentos tranquilo, como planeando.
 Subía. Bajaba.
Giraba en el aire como haciendo una demostración de sus habilidades.
 Como tratando de explicar que podía dársele otro uso.
Contrastaba con el azul del cielo y nos cegaba
cuando dejaba al sol ponerse a su espalda.
Quedaba precioso en su cabeza.
Cuando se lo probó, comenzó a hacer caras chistosas
imitando a un gangster
o a una estrella de cine.
Le daba un aspecto que no sabría definir pero que me encantaba.
Hasta que el viento se lo arrancó
como por arte de birlibirloque.

La tarde estaba terminando. El verano, no.
Recién comenzaba. 
La playa era un buen lugar para caminar sin apuro.
A paso lento.
Contando, escuchando. Riendo.
Dejando a la magia hacer su trabajo.
Nos habíamos encontrado temprano.
El saber de ese plan no me había dejado dormir imaginándola.
Deseando encontrarla. Tenerla cerca.
Conquistarla.

Levantó los brazos con rapidez. Pero no fue suficiente.
Sus manos quedaron vacías tratando de retener lo que le habían robado
y en su boca la sonrisa que tanto me gustaba,
se transformó en una “O”
Perfecta.
Llena de asombro.

Cuando la vi llegar,
todo pasó a ser parte de un segundo plano.
Siempre que estaba con ella me pasaba. Eran días inolvidables
llenos de sensaciones, de colores vibrantes.
De risas, de roces provocados
De miradas tímidas
Estábamos escribiendo un guión.
Una trama.
Deliciosa.
Excitante
Para una escena que no quería que terminara.

Comenzamos a correr detrás de él.
Al principio, preocupados por atraparlo,
luego,
cuando las risas provocadas por vernos correr tras el sombrero
se adueñaron de la tarde,
 todo se transformó en un juego divertido y provocador.
 Inolvidable.
Como era previsible,
el sombrero terminó su vuelo en el mar poniendo proa a quién sabe qué destino.
Como era previsible nos quedamos allí,
Sobre la arena, esperando el atardecer.
Iniciando un paseo por un universo nuevo
Escribiendo una escena a cada instante
Igual de deliciosa.
Solo deseando
Solo esperando
Que el temido “corten”
no llegara jamás.




1 comentario:

  1. Precioso' como esa serie de Cuentos de Calma Chicha.
    Voy a echarlos de menos. Todos tus relatos me parecen tan extraordinarios. No dejes de escribir. Un beso grande.

    ResponderEliminar